domingo, 2 de agosto de 2015

En el vuelo de una mosca.-

Al despertar, después de tantos años durmiendo, es consciente de que las noches y los días fueron efímeros. El tiempo aceleró su vida y todo aburre, todo duerme más allá de las montañas que alguna vez soñó habitar. Aurora, recostada a su lado hablaba un lenguaje inentendible, el lenguaje que solo los dioses entendían. 
El cuerpo que aún respira al oído de la diosa indiscutible, le teme a sus pensamientos, huye de sí y en la vertiginosa huida, se estampa de frente al vacío. Por fin, cae en sus brazos para volver a dormir en los silencios profundos de las aguas tormentosas de un planeta lejano inmerso en la nada.