El mejor final del recorrido sería el suicidio. Y digo estas palabras no porque quiera matarme, no porque me encuentre en depresión. Al contrario, estoy muy feliz. La muerte es una obra de arte. Sería mi último trazo artístico. Esperaré, quizás ni lo haré. Solamente son palabras enroscadas en el viento.
Me siento en la cima, elevada junto a mis esperanzas. Agradezco al Dios que me observa cada segundo de mi vida por seguir subiendo escalones en el aire, por darme la oportunidad de crear arco iris y planetas en universos oscuros limitados; por haber superado el sufrimiento; puedo percibir que sin todas las experiencias, dolor, tristeza, depresiones y felicidad, hoy no sería lo que soy.
Gracias por darme dos minutos más de eternidad.
Gracias por no haberme llevado con el humo de aquella noche.
Gracias por no permitir que las llamas me consuman.
¡Eternamente agradecida!
2 minutos más.-
