jueves, 27 de diciembre de 2007

Inconciencia

Volé entre las intensidades de las canciones que adornaban la noche.

Me hablaste en los silencios.

Susurraba en los ruidos urbanos.

Aterricé y comencé a caminar el sendero tatuado sobre vos.

Las curvas se entrelazaban y nacían puentes surgiendo de él.

Puentes de cemento que me invitaban a recorrer su locura.

Accedí a su invitación y enloquecí sobre ellos.

Me chocaba en los espejos invisibles de la oscuridad, hasta toparme con tus pensamientos.

El lenguaje de un piano comenzó a hablar, despejando todo temor.

Danzamos alrededor de la luna y la realidad se volvió abstracta.

Los llantos eran risas dibujadas en los rostros de los niños que pasaban a visitar.

Nos permitimos jugar con ellos volviendo a renacer.

De nada nos acordamos, hasta hoy.