martes, 21 de abril de 2009

Abre tu ojo. Alabado sea...y despierta.-

(Se enrosca, se retuerce, gime y grita su desesperada ¿locura?)

Mi ojo izquierdo volvió a temblar y sus venas estallaron en un mar rojo. La pupila nadaba para llegar al límite del agua y dar una bocanada de aire. Las olas eran minutos, una mezcla de números y espuma. Parecían nunca toparse contra mí.
En otro lugar del día, un horno diferente me espera. El horno que cocina años de vida sin que las viva en el presente, sintiendo, sabiendo que están...sobre todo por la barba de mi ser.
Perdí la cuenta de las metamorfosis. Pero hoy se suma otra más.
¿Hasta dónde? ¿Hasta cuándo?

Y allí está el puente para volver a mi infinito paralelo pero el auténtico y el que quiero.