martes, 9 de septiembre de 2008

Una vez me contaron que en un rincón de una estrella de algún lugar del universo, el aire se vuelve azul. El aire azul, si es inhalado por un ser humano, no lo crea ni lo destruye, lo transforma. Es protegido siempre por una nena que sabe muchas canciones de cuna pero a veces se confunde y cree estar en un funeral. Pero el aire azul la transforma y el silencio la hace hablar en su idioma. Otra nena la acompaña, para cuidarla si algo sale mal. Las tres se cuidan en ese minúsculo rincón del universo (la estrella a la nena, la nena a la nena y la nena a la estrella). Pero nadie entiende. Son invisibles frente a los ojos cósmicos, sin embargo más infinitas que un alma terrenal.-