sábado, 3 de mayo de 2008

//...Alma...//

Golpean las puertas de lo oscuro.
Son los depredadores de almas
en busca de la mía.
Tan codiciada, tan sucia, tan herida.

Corro desapareciendo de la existencia.
Me agazapo en el aire,
no quiero que la encuentren.

Veo mi alma sobre la palma de mi mano.
Allí resplandece, como si fuera mi sol.
Comienzo a cerrar la mano, hasta transformarla en un puño.
Dentro de ella, mi alma se comprime tanto que estalla entre mis dedos.
Libre está por fin.

¡Hasta el paraíso de almas no se detendrá!

En los sueños son míos y de nadie más.
¡Cuán intenso es mi dolor!