En mi sueño sos mío. No mueras más.

No puedo oírte llorar.
Por favor, pídele perdón a tus lágrimas.
Detrás de las paredes puedo escucharte susurrar.
Necesito tu cálido abrazo una vez más.
Protégeme de mi Soledad.
Entrégale tus caricias a la libertad.
Viaja conmigo a un mundo auténtico,
donde existen almas y nada más.
Pinta mis días de tu color preferido.
Dame tu mano y demos vueltas hasta desaparecer.
Cualquiera que sepa percibir la paranoia de lejos, prosperará.
Sí si si, en mi sueño sos mío. No mueras más.

Es inútil recordar el pasado. 
Porque estoy buscando nuevos mundos descubrir.
En las alturas encontré mi libertad
y sobre tierras navegué los más profundos océanos de humanidad.
Pobre misantropía aislada en un rincón. 
Lejos del delirio, más cerca de mi.
Como la primera vez nos encontramos sin jamás haberte llamado.
En el presente, el tiempo es diferente al de ayer.
Siempre serás un vacío en mi corazón. 
Siempre serás un hueco en mi alma.

//...NUNCA MAS ADIÓS...//

Esta historia comenzó con una canción. Hoy termina en una alegre melodía. Quizás guarde esa realidad en lo profundo de mi alma, para solo recordarla y no vivirla nunca más. Me equivoqué de interpretación, yo no era esa de ojos grandes. Todo estaba tan confuso en mi. No puedo determinar en qué instante del tiempo me volví a estrellar. Solo puedo asegurar que fueron mis ojos testigos de que no es en vano tu soledad.
Al mismo tiempo de alejar tu inútil existencia de mi, la inercia de la vida me hace preguntar una vez más si soy obra de algún pintor perdido en el mundo. Intentaré preguntar a mi locura lo que pasó. Sus pies se siguen uno a uno, por este mismo sendero mutante en el que camina mi propio yo. Ese mismo sendero al cual lo iluminan las ilusiones. Hoy decidi apagar la luz a un tramo del camino y gritarle a la Luna escondida entre nubes, mi primer adiós.

¿Me preguntas si me canso de caminar? 
¡Tengo toda una vida para saberlo!

¿Dónde están las letras de las que te adueñaste?

Mi sórdida alma escucha tu voz queriendo escaparse por los poros de mi piel.
Los latidos de mi corazón se reflejan en líneas caóticas sobre un papel.
Juguemos con los silencios eternos de la realidad.
La locura acompaña nuestra amistad.
Quiero caer y estrellarme en el abismo del ser.
Porque soy vacío, porque soy aire,
porque soy humo en las agujas del tiempo de mi reloj.

En la profundidad de la tristeza,
abrí puertas en mi cuerpo.
Liberé ese líquido espeso tan lleno de vida.
Es cuando me olvido de lo que es ser feliz.
Es el momento en que una risa macabra se apodera de mi rostro.
Parece disfrutarme.
Los gritos se disipan envolviendo los silencios
y la locura se despierta masturbando a la desesperación.
Efímera importancia le dan a mi corazón.
Pobre soledad llorando de ese placer tan agonizante.

Esos ojos que no ven y a la vez ven a todo el mundo.
Observamos y somos observados todo el tiempo.
Mas de lo que una minúscula hormiga podría imaginar.
Es inútil que te escondas.
Ya sos parte de la lista.

En amor ando me

Ese abrazo, que duró unos instantes en la realidad, 
en la inexistencia del tiempo fue eterno para mi. 
Era un mundo paralelo el que yo habitaba. 
Te sentía y te deseaba más que nunca.
¡Pero mi deseo es prohibido y lo tengo que aborrecer!

Sos una ternura, 
sos esa estrella que admiro por las noches, 
sos melodía. 

Entre silencios, te digo las palabras más lindas. 
Para que cuando sueñe te entregues a mi en el más exquisito beso. 
Y así poder seguir volando, 
admirando a los flamencos en libertad,
sobre el pasto verde verde verde.

//...Alma...//

Golpean las puertas de lo oscuro.
Son los depredadores de almas
en busca de la mía.
Tan codiciada, tan sucia, tan herida.

Corro desapareciendo de la existencia.
Me agazapo en el aire,
no quiero que la encuentren.

Veo mi alma sobre la palma de mi mano.
Allí resplandece, como si fuera mi sol.
Comienzo a cerrar la mano, hasta transformarla en un puño.
Dentro de ella, mi alma se comprime tanto que estalla entre mis dedos.
Libre está por fin.

¡Hasta el paraíso de almas no se detendrá!

En los sueños son míos y de nadie más.
¡Cuán intenso es mi dolor!

Subjetividad Inmortalizada

Entre líneas, sentí tus amenazas de algún día enamorarme.
Cómo temía esos instantes hermosos y a la vez tan crueles.
En el deseo de tenerte fui consiente de tan maldita soledad.

(Tempestad enloquecida)

Doparme para digerir esta realidad.
¡De lo hermoso de existir!

Entre silencios me agazapé.
Mis ojos atrapaban la belleza de tu ser.
Quise gritar, correr, desaparecer.

¡Cuan hipócrita agonía que habita en mi!