jueves, 1 de mayo de 2008

Subjetividad Inmortalizada


Entre líneas, sentí tus amenazas de algún día enamorarme.
Cómo temía esos instantes hermosos y a la vez tan crueles.
En el deseo de tenerte fui consiente de tan maldita soledad.

(Tempestad enloquecida)

Doparme para digerir esta realidad.
¡De lo hermoso de existir!

Entre silencios me agazapé.
Mis ojos atrapaban la belleza de tu ser.
Quise gritar, correr, desaparecer.

¡Cuan hipócrita agonía que habita en mi!